Un informe del proyecto HEPAHEALTH II, realizado por el equipo de HealthLumen para la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL), concluye que establecer un precio mínimo de 0,70 € por unidad de alcohol tendría un efecto directo y significativo en la reducción de enfermedades hepáticas en Europa. Solo en los tres países analizados (Francia, Países Bajos y Rumanía), se evitarían más de 11.500 casos de enfermedad hepática crónica y 7.900 de cáncer de hígado entre 2022 y 2030, además de generar un ahorro sanitario de más de 620 millones de euros.
Una unidad de alcohol equivale a 8 gramos de alcohol puro. En España, esto corresponde aproximadamente a un vaso de vino (100 ml, 13º), una caña de cerveza (200 ml, 5º) o un chupito de licor (30 ml, 40º). La medida propuesta implicaría que ninguna bebida alcohólica debería venderse por debajo de 0,70 € por unidad de alcohol. Por ejemplo, una botella de vino de 750 ml al 13% de alcohol contiene unas 8 unidades, lo que supondría un precio mínimo de 5,60 €. En el mercado actual español, esto equivaldría a una subida del 40% al 130% en los productos alcohólicos más baratos.
España es el país con el alcohol más barato de la eurozona y el quinto más barato de toda la UE. En contraste, países como Finlandia, Irlanda y Suecia presentan precios significativamente más elevados debido a impuestos más altos y políticas fiscales más estrictas. Esta diferencia de precios sugiere que implantar un precio mínimo por unidad de alcohol en España tendría un impacto especialmente importante sobre el consumo y la salud hepática.
El estudio HEPAHEALTH II reconoce que este tipo de políticas suele contar con la oposición por parte de la industria del alcohol. Sin embargo, relaciona varios ejemplos de su efectividad en países que han dado el paso. Así, Escocia implantó un precio mínimo de 0,50 GBP por unidad en 2018 y, según datos oficiales, el consumo de alcohol cayó a su nivel más bajo en 25 años. Por su parte, Gales introdujo la misma medida en 2020 y ha reportado reducciones similares en la compra de alcohol, especialmente entre consumidores con patrones de alto riesgo. Finalmente, varias provincias de Canadá han ajustado los precios mínimos a la inflación, logrando una disminución tanto en hospitalizaciones como en muertes relacionadas con el alcohol.
El estudio HEPAHEALTH II también recomienda reforzar las políticas fiscales sobre bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. Aunque no especifica una cifra concreta, se alinea con la recomendación de la OMS de aplicar un impuesto que incremente al menos un 20% su precio. Estas medidas tienen una base científica sólida que vincula estos productos con el deterioro de la salud hepática. Aunque el estudio no incluye datos específicos de España, la creciente prevalencia de las enfermedades hepáticas, y a edades cada vez más tempranas, asociadas tanto al consumo de alcohol como a la obesidad y alimentación poco saludable, aconsejan la toma de medidas en línea con las recomendaciones formuladas por el estudio de la EASL.
La incorporación de políticas fiscales es una de las líneas de trabajo incluidas en el Plan Nacional de Salud Hepática Reto 2032 de la AEEH. Por todo ello, desde la AEEH aprovechamos la celebración, por segundo año, del Día Mundial del Hígado el sábado 19 de abril, para reclamar un diálogo constructivo sobre cómo frenar la preocupante prevalencia de las enfermedades del hígado, impulsadas por el consumo de alcohol y la epidemia de obesidad, contemplado seriamente la posibilidad de incorporar políticas fiscales que ayuden a rebajar el consumo de alcohol y mejorar la alimentación para así fomentar la prevención de las patologías hepáticas que ya afectan a millones de personas. «Las políticas fiscales como el precio mínimo por unidad de alcohol son eficaces porque afectan sobre todo a quienes más consumen, que son también quienes tienen mayor riesgo de enfermar”, afirma el director del registro REHALC, Ramón Bataller,